lunes, 11 de mayo de 2020

DE VIAJE, PESE AL CORONAVIRUS

Había leído libros de viajes, claro. Y no me refiero a las guías de países que visité, que también, sino a aquéllos escritos por descubridores, cuando no aventureros, que contaban lo que vieron antes que nadie, con esa mirada asombrada, ávida por conocer geografías o sociedades alejadas de su propia cultura. Siempre me interesaron lo suficiente como para hacerles un hueco entre la lectura de obras de ficción. Me admiraba –me admira- tanto el arrojo y la determinación de sus protagonistas como los mundos con que se topan. Sus palabras ponían a trabajar a mi imaginación, sentía que sus ojos trabajaban para los míos. Sus observaciones nutrían mi curiosidad.
   Sin embargo, ahora, puesto a la faena, aun siendo lo mismo, resulta diferente.
   Estamos confinados, sin apenas salir del domicilio particular, por orden del Gobierno, que, con la aprobación del Congreso de los Diputados, ha decretado el estado de alarma en todo el país. Llegue este artículo a donde llegue, no hará falta que explique por qué. El virus puñetero –coronavirus, le llaman, por otro nombre covid 19- ha acorralado a la Humanidad entera, dejando a su paso un reguero de muerte y desolación, obligando, para huirle, a la reclusión universal.
   ¿Y qué puede uno hacer, enclaustrado entre cuatro paredes, además de espiar con envidia cómo tras los cristales sigue fluyendo la primavera, ninguneándonos, totalmente ajena a nuestros pesares? Cada persona habrá diseñado su propia estrategia de espera. La mía ha consistido en escapar. Físicamente me era imposible, no sólo porque no me dejaban, es que tampoco tenía adónde, pues en todas partes están igual. Pero otros pies caminaban por los  míos.
   El mundo volvía a ser ancho, de la mano de viajeros que vinieron en mi auxilio, y me sacaron del ostracismo general, o, al menos, lo atenuaron. En justa reciprocidad, he decidido dar fe de esos relatos que hicieron de mi ocio forzado oportunidad para saber y disfrutar de espacios y vidas distantes y de las gestas de quienes me los acercaron. Enseguida verificaréis que aún quedan alas con que volar…

4 comentarios:

  1. Nunca me han gustado especialmente los libros de viajes. Me gusta la acción y la interacción de personajes y sus vivencias.
    No obstante, me gustará saber de tus lecturas y de tus viajes sin salir de casa.
    ¿Qué tal llevas la situación? ¿Todos bien por tu casa? Por mi parte, todo bien, y ya sabes, leyendo y escribiendo mucho.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  2. Aquí andamos, enclaustrados y viajando con la imaginación. Pronto daré noticia de esos recorridos. Me alegro de que estéis bien. Ya veo que, como acostumbras, no pierdes el tiempo.
    Un abrazo de los fuertes

    ResponderEliminar
  3. Siempre es interesante saber de las gentes que viajan a la aventura. Espero que estés bien en este periodo de crisis del virus. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Gracias, Mamen, también yo espero que tú estés bien. Yo, deseando que pase este año que transcurre sin nosotros. Necesito aire libre y, en tanto no venga una vacuna a redimirnos, lo obtengo de quienes me lo dan en sus relatos de viajes...
    Un abrazo

    ResponderEliminar