EUROPA,
EUROPA…
Anoche
soñé que en el límite entre España y Francia el gobierno galo había levantado
una valla. Era tan alta que parecía tocar el cielo y la remataban concertinas,
esas cuchillas afiladas que desguazan a quien las toca. Veía a muchos de
nuestros jóvenes intentando escalar ese muro y conseguirlo a pocos. De estos
últimos, buena parte nos eran devueltos.
Mi pesadilla no terminaba ahí, porque otros
muchachos, juzgando imposible sortear ese obstáculo, se ponían en manos de
quienes, a cambio del dinero recaudado entre familiares y amigos, se ofrecían a ayudarles a
burlar las fronteras por vía marítima. Y en buques viejos y atestados, los
traficantes los entregaban al Cantábrico, o al Mediterráneo. Y se adentraban en
sus aguas, movidos a partes iguales por la desesperación y la esperanza. Ignoraban
que el mar también puede ser un muro, que no siempre el cielo lo pinta de azul
y que en cualquier momento pueden los vientos romper su lisura, o sus ojos y
ellos mismos perderse en una infinitud sin horizontes. Soñé que eran muchísimos
los que no llegaban, ni volvían a donde habían partido. En el colmo de aquel desvarío,
a algunos que estaban a punto de tocar tierra foránea se les recibía con
disparos de pelotas de goma y botes de humo.
Qué no imaginará nuestro cerebro cuando duerme...
Pues recuerda "cuando se despertó, el dinosaurio todavía estaba allí"
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