“NO
VENGÁIS A EUROPA”
(Leyendo más
allá del sentido literal de las palabras…)
No,
no vengáis a Europa. Quedaos en Siria, en Afganistán, en Irak... Esperad a que
os maten las bombas de los americanos, de los rusos, las nuestras. O a que los
yihadistas os rebanen el cuello, aguantad que os sometan a una tiranía
medieval.
No vengáis a Europa, en busca de refugio o
de trabajo. Si el Mediterráneo no os pone suficientes impedimentos, nosotros
vigilaremos sus aguas. Y, aunque consiguieseis alcanzar la costa, volveremos
inútil vuestro esfuerzo, vuestro sacrificio. Levantaremos vallas que os impidan
el paso, de un plumazo cortaremos vuestras ansias de vivir en paz, en libertad.
Echaremos por tierra vuestras ilusiones, os devolveremos a Turquía, aunque hayamos
de darle a su autoritario gobierno lo que a vosotros os negamos.
No os acogeremos.
Nosotros ya hemos hecho bastante por
vosotros. ¿Acaso no recordáis cómo lloramos cuando las cámaras de televisión
nos mostraron al pequeño Aylan recostado blandamente sobre la arena, lamido,
cabeza abajo, por las olas del mismo mar que lo había ahogado? ¿Deseáis
incrementar, con nuevas desgracias, nuestro sufrimiento, dejarnos sin lágrimas?
Porque no vamos a facilitaros un
tránsito seguro, al contrario, estamos decididos a impedirlo. Florecerán las
mafias a vuestro alrededor, allá vosotros si buscáis en ellas lo que no
encontraréis en nosotros.
¿Quién os ha dicho que Europa es tierra de
asilo para los desasistidos, los masacrados, los perseguidos? ¿Quién os ha
engañado? ¿O es que no sabéis distinguir entre declaraciones solemnes que
reconocen los derechos humanos y la realidad que las desmiente?
Mejor haríais en quedaros en vuestros
hogares, rezando, si sois creyentes, a un dios que os proteja a vosotros y a
los vuestros de los males que os acechan, antes que confiar en nuestra
humanidad.
No, no vengáis a Europa, no perturbéis
nuestro sosiego.
Es tal como lo cuentas. No vengáis porque aquí no os queremos; tenemos mucha culpa de lo que os pasa, pero no queremos cargar con vosotros. Amenazáis nuestro frágil estado de bienestar con vuestra miseria y vuestros miserables problemas.
ResponderEliminarUna vergüenza más que sumar a la Historia. Suma y sigue.
Que dura es este relato, la culpa de que no se les acoja de quien es, de los políticos o de los del pueblo. Me da vergüenza ajena lo que está pasando. Por que no paran la guerra y se les da ayuda para la re-construcciones de los pueblos. En mi casa hay espacio para dos. Un abrazo
ResponderEliminarGracias, Rosa, Carmen, por vuestras palabras, que completan lo que he tratado de transmitir. Mientras haya gente que piense así, todavía no muere la esperanza...
ResponderEliminarUn abrazo fuerte a las dos