domingo, 6 de julio de 2014

MICRORRELATOS (III)


Introducción (breve, claro): Un microrrelato es un fulgor, como una vibración de luz que apenas dura. Si en ese instante ilumina algún recodo de la mente del lector y le hace sentir una emoción efímera o le arranca una reflexión o una sonrisa, habrá cumplido su cometido. A saber si los que siguen lo conseguirán…

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La Voz de su Amo dicen que dijo lo que le habían dicho que dijera.
Queda dicho.

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Un cuervo con un ala rota se lamentó ante la serpiente porque ya no podía volar. Pero el ofidio no entendió su queja.

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Su suegra le había enviado un pollo de buen tamaño. Un propio se lo había traído por la mañana.
   - Gracias por el pitín, dijo a la obsequiosa pariente aquella tarde.
La donante enarcó una ceja, acaso las dos, alborotose toda:
   - ¿Cómo que un pitín? ¡¡Un pitón!!
Había cogido el diminutivo por donde no era. 

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Enseguida barruntó que no era su príncipe azul. Pero como no era monárquica, no lo creyó un gran problema.

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No había nadie en la carnicería. También la librería que venía después estaba vacía. En cambio, en la peluquería de perros un empleado adecentaba a un can y hacían cola varios más.

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Acodada en la barandilla del balcón, aspirando la fragancia del jardín, se preguntó si aquella babosa que se arrastraba por el suelo sentiría la primavera como ella.


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