ORLANDO
(EE UU): DOS VECES CRIMEN
El
del club nocturno Pulse fue un atentado
indiscriminado: Omar Mateen no conocía a sus 49 víctimas mortales, ni a los 53
heridos de bala que dejó tras de sí, y que podrían haber resultado, también, muertos.
Y, sin embargo, aunque no los hubiese seleccionado uno a uno, con nombres y
apellidos, individualmente considerados, no se trató de objetivos tomados al
azar. No estaban en el lugar y el momento equivocados, no fue una casual
fatalidad lo que los puso en el punto de mira del asesino. Los había elegido
por su pertenencia a una determinada comunidad, pues esa discoteca la
frecuentan homosexuales. Terrorismo islamista –el criminal había jurado lealtad
al Daesh- y homofobia cruzaron aquella
madrugada sus caminos.
Por un lado late en tamaña monstruosidad un
afán por conformar el mundo como no es, por negar su diversidad, por
uniformizar la vida. La policromía del arco iris se reduce a un solo tono. Gais
o lesbianas son, en lenguaje religioso, pecadores. De pervertidos o enfermos se
les ha llegado a calificar.
No cabe el respeto a la diferencia, ni
siquiera la diferencia misma, en cabezas tan dogmáticas, incluso en algo
íntimo, personal, como la orientación sexual. Mentes estrechas como ésas no tratan de
comprender el mundo; quieren, por el contrario, imponérsele, hacer que encaje
en sus principios sectarios, encorsetarlo.
Para estos cráneos privilegiados, si el zapato
no se ajusta al pie, mejor recortar ese pie que cambiar de calzado buscando
mayor amplitud. Y, andando de por medio
el fanatismo, esa imagen deja de ser una metáfora para volverse realidad
trágica. De una condena moral, se pasa a disparar a mansalva para castigo de
los estigmatizados, para su aniquilación.
Vano intento el de ese afán homicida. Crecerá
la hierba tras el paso de Atila. De sus propósitos tan sólo quedará el
sufrimiento que han provocado. No dejarán otra huella que la de la sangre que
han derramado.
Estoy de acuerdo contigo al 150%. Esa mala gente que camina tiene la mente emponzoñada de prejuicios, complejos, intolerancia, iniquidad. El mundo estaría mejor sin ellos, pero me imagino que forman parte de la diversidad como lo hacemos todos (pero, por favor, ¿alguien podría deshacerse de ellos para siempre?)
ResponderEliminarUn beso.
Yo creo que es muy importante la lucha ideológica, desde la escuela a los medios de comunicación. Y ahí estamos...
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