Y DIJO GOMENDIO....
Habló esta señora y la luz no se
hizo.
Eran vísperas de la Huelga General de la Enseñanza Pública
del 24 O. Con un gesto grave, casi adusto, y el ademán imperturbable de quien sabe
que nadie la interpelará en directo diga lo que diga, pues peroraba por
videoconferencia, echó mano de un argumentar viciado la secretaria de Estado de
Educación, Formación Profesional y Universidades.
“Hay que tener en cuenta, de cara a los
padres, que el colectivo de docentes tiene un puesto de trabajo asegurado y,
sin embargo, los padres se están enfrentando a unas tasas de desempleo muy
elevadas y dificultades económicas importantes”, eso dijo.
Late en estas palabras la ignorancia o la perfidia. Es, en todo caso,
una falacia establecer esa contraposición entre profesores y padres. Se olvida
(¿?) de los interinos, cuyo contrato tiene fecha de caducidad (a menudo de
escasos meses), con media jornada o aun menos horario. Se cuentan por miles los
que cada curso se van a la calle, pese a que el número de alumnos se
incrementa.
En cuanto a los que son
funcionarios, ¿acaso no han visto cómo se les reducía el sueldo, se les
aumentaba el horario lectivo y se empeoraban sus condiciones de trabajo?
Los enseñantes están pasando las de Caín, como los padres de sus
alumnos, víctimas, todos, del Gobierno al que esta señora sirve. No ha
funcionado su táctica de dividir para vencer, que tenía, además, segunda parte.
“Las
razones (del paro) no están en
absoluto relacionadas con la reforma educativa”, remachaba su ofensiva
frente a la huelga. Venía a decir que los docentes buscaban su propia mejora e
intentaban arrastrar tras de sí a las familias con el señuelo de que se oponían
a la LOMCE. Viejo
truco, este de tergiversar las motivaciones del otro, para así restarle apoyos.
Porque, aunque también se denuncie el contexto en que surge esa norma, ¿de
dónde saca ella que no se rechaza la ley Wert, cuando está siendo aprobada sin
consenso alguno y sin ninguna consulta al mundo de la educación? “No a la
LOMCE. No a los recortes. No a las
contrarreformas educativas”, la contradecía el lema de la pancarta que encabezó la
manifestación del 24 O en Madrid.
Ciertamente, la secretaria de
Estado de Educación, Formación Profesional y Universidades se ha mostrado digna
alto cargo del ministro peor valorado de un Gobierno que también suspende en la
consideración de la opinión pública. Como a él, tampoco se le caerá la cara de vergüenza.
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