LA
TELEVISIÓN QUE ERA DE TODOS
Aún
me acuerdo de la indignación que me produjo una medida adoptada por el PP nada
más iniciar la legislatura. A ese enfado seguirían muchos más, que son Rajoy y
los suyos pródigos en darnos disgustos a los españoles. Sin embargo, ninguna de
sus fechorías consiguió que olvidase aquella, que fue de las primeras. Y
difícil me pusieron caer en la desmemoria, pues ahora mismo están reincidiendo
en el despropósito de entonces.
Era un recorte, sí., pero no de los que, con
posterioridad, afectaron a nuestros bolsillos o las prestaciones de los
servicios públicos, que entre todos costeamos. Lo que se amenguaba con esa norma
era la calidad democrática: en eso, en democracia, se ahorraba, se aplicaba la
poda.
Y así fue que, en adelante, a la dirección de
radiotelevisión española ya no la elegirían los dos tercios del Congreso de los
Diputados, con la mitad más uno sería
suficiente.
La diferencia es sustancial. Una mayoría
reforzada, como la que se exigía en la legislatura anterior y el PP derogó,
obligaba al consenso y descartaba, o al menos dificultaba, la designación
partidista de quien estuviera al frente del ente público. El acuerdo para
nombrarlo pasaba necesariamente por la búsqueda de un personaje con marchamo de
neutralidad. El criterio no sería Este es
de mi cuerda, sino Con que sea
objetivo me basta, o sea alguien del que se espere que a priori no beneficiará
ni buscará las vueltas a nadie.
Está visto que esas razones no satisfacían
al Partido Popular, él sabrá por qué, y, ¡ay!, muchos con fundadas sospechas lo
maliciamos. Es el caso que, ungidos con su mayoría absoluta, hicieron como si
no existieran más votos que los suyos. A partir de ahí, nuevos cargos
sustituyeron a profesionales de reconocido prestigio y puede que sea pura
casualidad, pero se han sucedido pérdidas millonarias de audiencia y una que
otra acusación de parcialidad informativa.
La
cuestión es que su director general acaba de dimitir. ¿Volverá el PP a do
solía? ¿Hará de nuevo uso de su mayoría parlamentaria para imponer a su
candidato? Si mal estuvo que lo hiciera antes, peor sería aún ahora, cuando,
según todas las encuestas, de celebrarse elecciones, se le esfumaría la ventaja
numérica con que cuentan. Pero, en tratándose de esta tropa, cosas tenedes,
Cid, que farán fablar las piedras…
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