MIRADAS FOTOGRÁFICAS
De niño, me gustaba mirar cromos
que eran imágenes de sitios lejanos. De esas estampas salían a colmar mi
curiosidad infantil entes fabulosos. Gracias a ellas, supe de la existencia de la torre Eiffel, las
pirámides de Egipto, la Gran Muralla ,
los rascacielos de Nueva York. Y fueron mi primer contacto con la diversidad
del género humano, cuya piel no siempre era pálida como la mía, ni usaba de la
misma vestimenta o vivía de igual forma que yo.
Allí, en aquellas postales, estaba la única manera a mi alcance de
conocer el mundo.
Ahora que soy mayor, me sorprende que siga habiendo gente que continúe viendo la realidad a través de una cámara.
Son esos turistas que se gastan un dineral en ir de acá para allá y sólo
ven los países que visitan a través de un objetivo fotográfico. Naturalmente,
no me refiero a quienes utilizan esas artes para inmortalizar con un documento
gráfico que estuvieron ahí. Hablo de los que actúan compulsivamente, aquellos
que, cuando miran a su alrededor, solo buscan
grabar, no en la memoria, sino en el móvil. Y no se ponen a ver de verdad hasta que, de regreso a
casa, repasan las fotografías que han hecho.
Todavía si les sucediera lo que a aquel personaje de un cuento de
Cortázar, que se encuentra con que sale de su proyector una realidad diferente
a la que había enfocado... O como a mí
de pequeño, que fantaseaba con el contexto de cada imagen, precisamente porque
no lo conocía, y eso me permitía soñar. Pero ni una cosa ni otra. Ellos se han
convertido en documentalistas inútiles, que repiten lo que ya muestran las
páginas de libros de arte, aunque, generalmente, empeorando la calidad. Y
encima, han desestimado la posibilidad de observar in situ, que siempre requiere de un tiempo superior al del enfoque
y el clic del pulsador. Se llevarán la reproducción exacta del objeto, sí, pero
han perdido la ocasión de emocionarse cuando lo tuvieron delante, y de
recordar, después, acaso con un temblor, ese momento.
Me molesta tener que sortearlos
cuando hacen la foto, pero, sobre todo, me dan bastante pena.
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