SALVADOS ESTAMOS
El periodista habla a menudo con gente que tiene mucho que decir -y a la
que ningún medio suele, no obstante, requerir- sobre asuntos que preocupan a la
mayoría social.
Pero, sobre todo, me gusta cuando entrevista a personajes de la vida
pública, a los que baja del Olimpo y sitúa a pie de calle. En este programa, que prescinde del plató, el
escenario son las aceras que se caminan o el lugar donde el sujeto ejerce su
actividad, el propio domicilio, incluso.
De esa manera, el contexto pierde rigidez, se desritualiza y se gana en cercanía.
Simultáneamente, el preboste, pierde su coraza, la protección que habitualmente
le ofrece su pedestal. Más todavía cuando el diálogo se aborda sin formalismos
y no desdeña el presentador, que viste corriente y sin corbata y no anda nada
envarado, el tuteo.
El espectador tiene al entrevistado ante sí desnudo de artificios, revelándose
tal cual es. Paradójicamente, produce una cierta sensación de irrealidad el ver
a alguno de esos individuos que gobiernan nuestras vidas teniendo que responder
a preguntas incómodas en un tú a tú
que les impide –les dificulta, al menos- el recurso al subterfugio o al despiste,
tan frecuentes en otros formatos, como las ruedas de prensa. Sentados en un
banco, andando un parque, les oímos decir lo que diariamente callan, forzados
por preguntas nada diplomáticas.
Les aprieta las tuercas Jordi Évole, atrevido aunque no pierda la
compostura; sosegado pero incisivo, hurgando en la herida sin abandonar el tono
afable ni alterarse. Por toda hemeroteca porta una tableta, cuyos textos e imágenes sacan (o deberían sacar) los
colores a más de uno.
Al final, uno, al menos me pasa, se queda con la refrescante sensación
de que se ha abierto una ventana. Y el aire que ha entrado ha hecho caer una
mordaza.
Deben de tener ese programa los
poderosos en su lista (los oligopolios de las eléctricas, por ejemplo, ya han
protestado). Yo lo he apuntado en la mía. Justamente, para que no se me olvide
encender el televisor los domingos a las 21.30, en LaSexta.
Freireeeeeeeeeee, me gusta tu blog, ¡cuánto tiempo sin vernos!!!! te echo de menos, iré a veros cuando acabe el curso de cine que estoy haciendo y también quiero hacer un cocido en la cuadra. Ya os aviso, bs
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