NO ES ESO
Con cierta frecuencia últimamente, he de
releer una noticia para asegurarme de que dice lo que dice, y no porque mi
capacidad de comprensión se vea afectada por el paso de los años. Sucede que la
brecha entre lo que uno piensa que tendría que ser la vida y lo que es en
realidad se agranda por momentos. Hasta tal punto se agiganta, que la conciencia
se niega a darla por buena.
Por ejemplo, esas declaraciones del gobernador del Banco de España,
cuando pide contrataciones laborales que
no respeten, en perjuicio del trabajador, los convenios colectivos; o, incluso,
se permite aconsejar, para determinados casos, sueldos que estén por debajo del
salario mínimo interprofesional.
Que conste que yo, si la recomendación la hiciese para sí mismo, o para
otros de su estatus, en lugar de un artículo lleno de denuestos, estaría
escribiéndole una loa. Pero no ha lugar a esa suposición. Así que me pregunto
cuánto cobrará este personaje, que no considera las necesidades que aquejan a
la ciudadanía, no entiendo tamaña falta de empatía. Tal se diría que su
situación personal, la distancia que lo separa de los demás, le incapacita para proponer alternativas al paro que no
consistan en el reparto de miseria.
Una remuneración inferior a los 645,30 euros mensuales, ¿significa que
quien la percibe deje de estar desempleado, más allá de las estadísticas? Ya
sabemos que trabaja; pero tan en precario que, para poder vivir con un mínimo
de dignidad, ha de seguir perseverando en la busca de colocación.
Que les pregunte a los jóvenes titulados, a esos que para mayor sarcasmo
se conoce como becarios, si no se ven en situación de paro por recibir una
remuneración semejante a la que planea el mandatario del Banco de España...
Descubre este señor un mediterráneo
ya, infortunadamente, conocido. Y que está, además, muy contaminado. No
esperaba que sus propuestas fueran a contribuir, precisamente, a limpiarlo. Me
hubiera contentado con que, al menos, no lo ensuciaran todavía más.
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