UN INTERMEDIO EN LA
TELEVISIÓN
Es mi “telediario” favorito: no
solo nos sitúa ante lo que pasa; es que, encima, y por deprimente que resulte
la realidad, nos hace reír, sin edulcorarla, poniéndola en el punto de mira,
más bien.
Quien oprima el botón de La
Sexta a eso de las 21.30, de lunes a jueves, se encontrará
con las palabras que inician El Intermedio, esas que dicen: “Ya
conocen las noticias, ahora les contaremos la verdad”.
Le esperan, tras ese sumario juicio, que es a la vez una declaración de
intenciones, comentarios satíricos, risas cómplices, un formato ágil, que no
escatima ingenio ni retrocede ante el absurdo, antes bien, se mete de cabeza en
situaciones de surrealismo puro.
En el peculiar repaso a la actualidad al que asistirá el televidente, a
la hora de sacar punta a los sucesos, el humor, vario en matices, se erigirá en
inseparable compañero de viaje.
Buena parte del mérito le corresponde a un personaje singular, que usa
tirantes y apicara o agrava el gesto según sea el caso, y siempre afila la
lengua. Es el Gran Wyoming, irreductible superviviente de mil batallas, que no
se corta un pelo. El mismo que lleva a Sandra Sabatés, que ejerce de
presentadora, a dar muestras de su versatilidad, y a transitar de la seriedad a
la risa, en respuesta a las puntadas con que apostilla sus informaciones.
Está bien acompañado el Gran Wyoming en su buen hacer. Y, pese a su
madurez, no lo amilana -se diría incluso que lo incentiva- la juventud de sus colaboradores, con quienes
constantemente interactúa.
Un si es no es provocadora, juega a hacerse la atrevida Thais Villas y
entrevista a gente conocida, a la que en ocasiones pone en un brete. Suele
aportar Dani Mateo en sus intervenciones
un punto expresionista. Y Usun Yoon, la surcoreana andaluza, sale a la calle,
siempre dispuesta a descolocar al personal. A Gonzo, le cae a veces en suerte
hablar con personalidades inmersas en conflictos, a quienes a menudo pone
contra las cuerdas, incisivo aunque sin perder nunca la templanza.
Asoman en la pantalla individuos un tanto estrambóticos, que, sin
embargo, son reales, y salen, sin que medie previo ensayo, pillados en medio de
su cotidianidad. Otras veces, milagros de la técnica, vemos cantar a personajes
tan revestidos de su importancia que seguramente no lo hacen ni en la ducha; o
presenciamos diálogos imposibles, sin que estén juntos sus protagonistas ni
hayan imaginado estarlo. Y por si fuera poco, El intermedio convoca a los espectadores a participar en originales
movilizaciones, algunas muy secundadas, como la que recientemente llamaba a
permanecer en casa el domingo pasado a las 7 de la mañana para protestar por
los recortes.
Quien apenas encuentre sitio
ante el televisor y no carezca de sentido del humor, tiene aquí un espacio
donde refugiarse.
Muy buena descripción del programa, suele ser lo primero que veo en la tele todos los días.
ResponderEliminarA mí también me pasa lo mismo, es mi telediario favorito. Muy buen comentario. Me gusta.
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