ENCARCELADOS
El título no se refiere a que
determinados próceres de este país estén a buen recaudo, pagando, al fin, sus
desafueros. Qué más quisiera que dar esa primicia a quienes seguís el blog,
pero no es posible, por ahora.
De lo que trata este artículo es del programa que La sexta ofrece los jueves por la noche.
Es como el reverso de Españoles por el mundo, la cara oculta de la luna.
Aquí también hay compatriotas que viven en el extranjero, pero ni se los ve
satisfechos ni nos hablan de las maravillas de su entorno. La verdad es que no tienen ningún motivo que los mueva a
risa.
Un equipo de reporteros se introduce en las prisiones donde están
recluidos, con la intención de entrevistarlos. Prácticamente en su totalidad,
las condenas se deben a que intentaron pasar droga. Es conmovedor escuchar los
porqués de esas vidas rotas. No dan el perfil del delincuente profesional.
Abundan los golpeados por la crisis: trabajadores que se quedaron en paro en
España, pequeños empresarios que se vieron en la calle, y que creyeron salir de
sus deudas atendiendo a turbios cantos de sirena.
Las primeras grabaciones se hicieron en Bolivia y son un mazazo en la
conciencia. Sin perder de vista a los personajes, la atención se me fue enseguida
a su contexto. No imaginaba que pudieran existir penales así, como si penal
derivara de pena, pero no solo de la existente de rejas adentro, sino de la que,
inconmensurable, alcanza a quien, estando fuera, vislumbra el panorama que hay dentro.
Las cámaras nos muestran que en vano sería buscar intramuros a un
funcionario, a un policía. Son algunos presos los que gobiernan las vidas de
todos los demás, y resulta inquietante pensar cómo pueden haber adquirido ese
estatus dominante.
Abruma el ambiente. Se venden o se alquilan unos a otros huecos que solo
mediando el recurso a la hipérbole más extrema cabría llamar celdas, y duermen
tumbados en los pasillos los que nada poseen, que son legión. Escasea la comida,
y algunos internos regentan chiringuitos que la venden en beneficio propio. Todo
tipo de insectos encuentra aquí acomodo y pulula por doquier.
Para colmo, niños y mujeres, familias
enteras, sin casa que los cobije fuera, comparten la dramática situación de los
encarcelados.
Nadie grita en estos
reportajes, pero su resultado es un grito. Del testimonio, sale todo un alegato
en defensa de lo humano. Y no porque los periodistas cambien su papel por el de
fiscales. Si no estuviera tan impactado por lo que he visto, me extendería en
glosar su profesionalidad como documentalistas, cómo sortean dificultades y
afrontan riesgos. Es la realidad la que se denuncia a sí misma, porque lo que lo que no puede ser, no puede ser. Y aún menos, si existe.
Yo también veo el programa, es de lo más impactante. Espero que vista la realidad de las cárceles de esos países alguno se lo piense mil veces antes de hacer de "correo" de sustancias ilegales.
ResponderEliminarOjalá también sirva para que las embajadas españolas hagan algo más por los presos.