Y HABLÓ RAJOY
Compareció ante el Parlamento y
dijo que su equivocación había sido confiar en Luis Bárcenas, confianza que
mantuvo, señaló, hasta que salieron a relucir sus cuentas millonarias en Suiza.
Él nunca supo nada de sus tejemanejes.
Yo no creo que haya tenido el
señor Rajoy tamañas tragaderas. Y conste que soy consciente de que, más que en
elogio, deviene esta declaración en vilipendio para él. Casi hubiera sido mejor
pensar que la persona que ostenta la presidencia del Gobierno de España es un
inocente, un cándido, un benditón al que resulta muy fácil engañar porque no se
entera de la misa la media, incluso aunque la oficien amigos y conmilitones
suyos, como el tal Bárcenas.
Yo, sinceramente, lo supongo más avispado. Téngase en cuenta que aprobó
en su día la oposición a registrador de la propiedad, que debe de dar mucho de
comer, cuando él mismo ha proclamado que no se había allegado a la política para
enriquecerse.
Claro que, si no es tan crédulo como argumenta, entonces la cuestión se pone
aun más peliaguda, porque ya es otro el problema.
Le han pillado, además, en una mentirijilla (¿o también ha cometido un
error al decir lo que dijo?). Es que, según él mismo, dejó de confiar en
Bárcenas tan pronto tuvo noticia de que había puesto unos cuantos millones a
salvo en bancos helvéticos, y esa aclaración no cuadra con el sms que le envió
al susodicho ¡dos días después de hacerse públicas las cuentas de este!
El texto no denota, precisamente, indignación por su (presunto)
proceder, o, simplemente, ruptura de la amistad: “Luis. Lo entiendo. Sé fuerte.
Mañana te llamaré. Un abrazo”, señalaba el mensaje que entró el pasado 18 de
enero en el móvil del tesorero infiel.
Por otra parte, qué mala impresión produce que, para responder a las preguntas
y demandas de la oposición parlamentaria, lea un escrito, obviamente redactado
con anterioridad, cuando tales cuestiones aún no le habían sido formuladas. Una
forma de rehuir el debate y la clarificación que no le deja, ciertamente, en
ningún lugar que sea bueno.
En fin, que no.
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