martes, 9 de julio de 2013

EVO MORALES, EUROPA Y EL AMIGO AMERICANO

Parece talmente un episodio de la T.I.A, la agencia de Mortadelo y Filemón, dos detectives de cómic. Pero solo fue un error (más) del espionaje norteamericano, que dio pie a un rocambolesco y feo episodio de repercusión internacional.
   Hablo de la peripecia sufrida por Evo Morales cuando, de regreso a Bolivia procedente de Rusia, sobrevolaba Europa. Italia, Francia y Portugal se negaron a permitirle el paso. ¿El motivo? Suponían que en la aeronave se encontraba Snowden, al que EEUU quiere echar el guante por haber revelado que sus servicios secretos se dedican a controlar las comunicaciones de embajadas y particulares; las vuestras también, a lo mejor.
   No se requiere de mucho espabile o especial malicia para imaginar de dónde provenía la información (desinformada, como se vio después), junto con la exigencia de impedir el tránsito de Evo Morales por el espacio aéreo europeo, si no sometía el aparato a registro. La patita yanqui asomaba, una vez más, por debajo de la puerta.
   España, claro, no podía quedar al margen de la mojiganga. Y con el papel más bufo: mientras el presidente boliviano estaba retenido en Viena, acudió nuestro flamante embajador con la pretensión de tomar con él un café ¡en el interior del avión! Así, de paso, podría verificar in situ si Snowden se hallaba a bordo. Igual pensaba, él o quienes lo enviaron a semejante misión, que se presentaría a participar en la tertulia que se originaría. ¡Cráneos privilegiados! ¡Menudo puntazo para la diplomacia hispana!
   Lástima que no le dejaran subir y que, encima, se enfadaran muchísimo, sumando a España a la lista de países que los habían ofendido.
   Pero si a Evo Morales lo humillaron, con Snowden, olvidaron, además, que de bien nacidos es ser agradecidos. En lugar de perseguirlo, deberían acogerlo y darle título de benefactor, por lo que ha hecho por todos. Solo que quien manda, manda. Y si algo parece claro en esta tan chusca como lamentable historia es que Europa ha doblado la cabeza ante los Estados Unidos de América. Otra vez.
   Yo, como desagravio a la comunidad latinoamericana, quisiera invitar a Evo Morales a un café en mi domicilio, y a Snowden de añadidura. A este último le ofrezco, además, asilo. A lo mejor, pierdo, así, la vergüenza que me ha entrado de ser europeo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario