martes, 16 de mayo de 2017

LA MADRE SUPERIORA


“Reverendo Mosen, soy la madre superiora de la Congregación, desearía que traspasase dos misales de nuestra biblioteca a la biblioteca del capellán de la parroquia. Ya le diré dónde se tiene que poner. Muy agradecida. Marta”.

Esta Marta que firma la nota antedicha es la esposa del que fue presidente del gobierno catalán, Jordi Pujol. Presuntamente, habla en clave para pedir a un banco andorrano que transfiera dos millones de pesetas de su cuenta a otra del mayor de sus hijos. Según la Policía Nacional, ella y sus siete vástagos ocultaron 70 millones en el Principado entre 1990 y 2014.
   Quien utiliza un lenguaje secreto se supone que algo intenta esconder. La lectura de este texto, no obstante, a nadie dejaría indiferente. Atónito, tal vez. En especial, si se encuentra entre documentación bancaria resulta imposible que pase inadvertido. Tal es la primera paradoja de esta historia. Pone de relieve una imaginación tan fértil que por fuerza llama la atención de cualquier pesquisidor. A no ser que se trate de que pase desapercibido precisamente por lo increíble que parece. Meterse a seguir el hilo del discurrir de algunas mentes resulta ardua tarea.
   ¡Qué curioso es todo esto!
   Se construye una alegoría religiosa para encubrir operaciones ilícitas, de corte pecuniario. ¡Qué magnífica ocasión se ha perdido el Cristo de los Evangelios para expulsar a los mercaderes del templo! Claro que no es la primera vez. En los dos últimos milenios, de cuántas oportunidades no habría disfrutado. La relación entre la Iglesia oficial y el dinero viene de antiguo. Y quizás en ese vínculo ha bebido esta señora en busca de inspiración.

   ¡Lástima –para ella- que tan sólo le haya servido para dar pábulo al recochineo general…! 

2 comentarios:

  1. Y lástima -para nosotros- que por muy descarado y miserable que sea el asunto, la madre superiora, otra vez, como siempre, saldrá de rositas. Demasiado mayor para ir a la cárcel.
    Una vergüenza con todas las letras.
    Un beso.

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    1. Bueno, un calvario, por no salirnos de la simbología que ella utiliza, sí debe estar pasando...
      Un abrazo fuerte

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