jueves, 22 de agosto de 2019

RIBADELAGO, DONDE OLVIDÉ AL LOBO (2)

Bajando de Ribadelago hacia el lago de Sanabria, somos presas de un espejismo. Volvemos a encontrar una localidad del mismo nombre, pero en nada parecida a la que acabamos de dejar atrás. La alucinación no consiste únicamente en la homonimia, apenas rectificada por el añadido de un adjetivo, “Nuevo”, que lo diferencia del  “(Ribadelago) Viejo” donde estuvimos.
   Es como si de pronto en el norte peninsular irrumpiera el sur, como si alguien le hubiera dado la vuelta al mapa y la realidad que representa se hubiese invertido también. No sorprendería menos al viajero encontrar en estos montuosos parajes del noroeste de Zamora una pagoda, una pirámide o un templo griego. O sea, un elemento tan fuera de sitio, tan ajeno al entorno que semejara salido de una mente dislocada, aunque con el suficiente poder como para plantificarlo ahí. Y una cosa y otra –sinrazón y autoritarismo- fueron moneda corriente durante el franquismo.
   El encalado en blanco se impone para hacer de este paisaje urbano un epítome del absurdo. Desentonan las casas con las montañas, con el verde que todo lo circunda, con los quehaceres de los ganaderos que habían de habitarlas. Cuando lo edificaron, se olvidaron de todo ello y, de añadidura, de las condiciones climáticas de la zona.
   Fue la solución que impusieron los jerarcas del régimen a los supervivientes de la desgracia que se abatió sobre Ribadelago con la rotura de una presa mal construida. Traerles, para realojarlos, un pueblo diseñado para el plan Badajoz, que nada pintaba allí. Con viviendas que hubieron de costear. La generosidad, valga el sarcasmo, del dictador quedó registrada, eso sí, en el nomenclátor: ordenó que la aldea se denominase “Ribadelago de Franco”, un derroche de condescendencia del que no hace tanto, y ley de Memoria Histórica mediante, nos hemos librado vecinos y visitantes.
   En cuanto al lobo, sigue sin aparecer, y ya no lo buscamos. 

3 comentarios:

  1. Terribles esos pueblos que se construyeron en sustitución de los que se destruyeron con las presas, afortunadamente, no como en este caso tras un accidente, sino para sustituir a los pueblos desalojados e inundados.
    Cada vez que paso por el Nuevo Riaño (las menos que puedo) me acongoja recordar el antiguo y verlo sustituido por unas construcciones que son propias de cualquier zona residencial de una ciudad. Pongo por caso el Alisal. Con menos alturas, pero del mismo estilo. Y esto ya fue bastante después de Franco aunque él lo planeara.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. "Riaño, en medio de un valle inmenso y rico, al pie de altas montañas, parece un centro de peregrinación y resistencia ecologistas. En sus calles aparcan coches de distinta procedencia: Asturias, Madrid, Almería, Coruña, Barcelona, Bilbao, Santander... Enseguida nos sumamos al personal que deambula por sus callecitas, flanqueadas por casas de piedra y teja roja, con balcones de madera o galerías. De pronto, y en pleno centro del pueblo, descubrimos unas ruinas y nos damos cuenta de lo que representan: son los restos de viviendas demolidas[...]. Todo está lleno de pintadas [...]. En los postes del tendido eléctrico, un folio escrito a mano convoca a un acto informativo a las 6 de la tarde en la "casa de los mozos" [...]. Subimos hasta las viviendas provisionales donde pretenden alojar a los afectados por las demoliciones. Una mano de pintura intenta disimular su realidad de barracones. Está desierto. Desde allí se ve el emplazamiento de "Nuevo Riaño", en construcción, cercado por vallas y custodiado por la guardia civil. Los pastos, allá abajo, quedarán inundados si el proyecto se lleva a cabo. A lo lejos, divisamos muchas tiendas de campaña, un campamento permanente en defensa de Riaño [...]. Vamos hasta la presa (en obras) [...]. Sobre el gran muro de hormigón, hubo quien escribió en letras muy mayúsculas: DEMOLICIÓN [...]. En el acto informativo, dejamos nuestras firmas en apoyo a Riaño [...].
      De mi Cuaderno de viaje, fechado el 19 de abril de 1987.

      Eliminar
    2. Yo estaba allí. Mis amigos se colgaron de la presa para hacer la pintada. Escribimos en la prensa, organizamos la fiesta de las Comarcas en Riaño, nos manifestamos, nos reunimos con políticos y hubo quien propuso reunirse con ETA para volar la presa.
      Solo el reciente nacimiento de mi hijo, en mayo de 1987, me hizo soportar el shock de la demolición del pueblo.
      Aún lloro leyendo textos como el tuyo.

      Eliminar