viernes, 26 de octubre de 2012


CARTA ABIERTA A ÁNGELA MERKEL (1)

   Le escribo a usted, y no al presidente del Gobierno de mi país, porque lo veo tan entregado a sus dictámenes que dirigirme a él sería desperdiciar pólvora en salvas. Además, la política de recortes que se está llevando a cabo en España se produce en buena medida para rescatar a sus bancos (los suyos, los alemanes, sobre todo), que prestaron dinero a los de aquí sin considerar los riesgos que corrían (o sí, como lo prueba que les van a devolver hasta el último céntimo, aun a costa de la ruina de nuestra sociedad). Y antes de nada, quisiera aclararle que entre los paganos estamos muchos que no cedimos a los cantos de sirena con que embaucaron los banqueros a muchos ciudadanos, o sea, que no vivimos por encima de nuestras posibilidades. Lo cual, ciertamente, no nos está eximiendo de contribuir a satisfacer la deuda.
   Los dedos se les vuelven huéspedes a usted y a sus adláteres, a la hora de imponernos sacrificios para que no queden sin cobrar sus banqueros. Fíjese: nos prestan dinero para que los bancos españoles paguen a los suyos con prontitud. No les exigen a esos bancos  que abonen de su peculio lo adeudado, como sí hacen ellos con sus morosos, que se quedan sin casa si no pueden abonar las cuotas de la hipoteca. No, que hemos de ser todos los que lo satisfagamos, sometiéndonos a un durísimo plan de ajuste. Y nada les parece suficiente.
   Nos obligan a medio desmantelar nuestra sanidad pública, a empeorar las condiciones de la enseñanza, a restringir gastos en investigación y a mal atender a los dependientes. Disminuyen nuestros salarios a la vez que aumentan nuestros impuestos, se facilitan los despidos y se desboca el número de parados y no hay, como diría Quevedo, uno de nuestros clásicos, calamidad que no nos ronde.
   Y es que, por mor de sus imposiciones, que nuestro Gobierno, obediente, se esfuerza en cumplir al pie de la letra, la mayoría de los españoles somos cada vez más pobres. Créame, sin embargo, que ser más humilde no conlleva transformarse en lelo (por el contrario, existe en España un adagio que enseña que el hambre aviva el ingenio). Y somos cada vez más los que nos preguntamos por qué, si no queda otra que devolver el débito bancario, no sacan el dinero de donde lo hay sin que sea a costa de arruinar al país y de hacer pagar a justos por pecadores. Así que me permitiré sugerir unas cuantas medidas que podría usted  presentarle como de obligado cumplimiento al Gobierno de España, en la confianza de que, dados los precedentes, estos que nos están convirtiendo a todos en súbditos suyos le harán caso.
                        (Continuará...)

2 comentarios:

  1. bravo! me gusta muchísimo, espero seguir leyendo esta carta que refleja perfectamente lo que está pasando, una guerra económica sin fronteras, la tercera, no hay dos sin tres. Espero que llegue a sus manos, aunque me parece difícil.
    Un beso muy fuerte.

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  2. Es cierto que ella ordena y nuestros gobiernos obedecen, pero ¿por qué? Porque somos débiles, nos hemos puesto en sus manos, poco a poco, durante sucesivos gobiernos de diferentes colores, hemos permitido una expansión económica alocada, el ingreso en una moneda que no estaba bien pensada y una reacción inicial ante a la crisis con un suicida plan-E que no hizo más que endeudarnos.

    Pero Juan, ¿cuál es la alternativa? Sigo leyendo, porque creo que algo propones.

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