miércoles, 8 de enero de 2014

PROFESORES Y BEDELES QUE FUERON ACTORES...

El teatro me ha brindado momentos singulares, de esos que no admiten plural, porque nunca son iguales a otros. Pero, si son irrepetibles, al menos pueden reproducirse al ser contados.
   Yo trabajaba en el instituto cántabro “Ría del Carmen”, donde enseñaba Lengua y Literatura y dirigía su Colectivo de Dramatización. Para este último había escrito una versión de cuentos clásicos. Dos iban a ser protagonizados por sendos exalumnos que cursaban ya estudios universitarios. Como por cuestiones de horario no podían ensayar con el resto, pensé que sus escenas debían ser, por fuerza, unipersonales.
   Así fue cómo ideé que todas las voces de “El gato con botas” corrieron a cargo de un mismo intérprete, que se transmutaba en uno u otro personaje, asumiendo diferente dicción o postura corporal según se lo demandase la trama. Cumplió con creces su cometido y dio una excelente lección actoral, muy aplaudida por el público.
   También la actriz que daba vida a “La pequeña cerillera” se metió pronto en la piel de aquella muchacha desvalida que intentaba vender fósforos en Nochebuena a quienes pasaban a su lado sin detenerse. Agobiada por el frío, encendía sus cerillas y, al calor de las débiles llamas, sufría alucinaciones. Se veía, en ese trance, ya ante el fuego de una chimenea, ya invitada a una mesa bien surtida de viandas y comensales, o en compañía de su abuela,  ya fallecida. Ciertamente, consiguió conmover a los espectadores. Pero antes de que esa emoción los embargase, hube de plantearme cómo traer al escenario a los viandantes y la calle y, más difícil aún, las quiméricas ensoñaciones de la chica.   Debí de pensar, entonces, en lo fácil que resultaría hacer esto en cine. El caso es que pronto me vi dirigiendo un corto. Desde la pantalla, los transeúntes caminarían indiferentes a la suerte de la joven, o mirarían hacia el lugar que ocupaba en el escenario y comentarían su estado; incluso se le acercarían, saliendo de la película. Y sería factible duplicarla a ella, que aparecería, en sus visiones, simultáneamente en la proyección y sobre el escenario.
   Un padre de alumnos, que era fotógrafo, ofició de cámara. Y tuve la ocurrencia de que fueran profesores y conserjes del instituto los actores. Lo curioso es que no me pareciera en absoluto disparatada la idea. Pero si se quiere una prueba de lo que el teatro puede conseguir, aquí está. Una veintena larga de colegas aceptaron participar en el rodaje. Más aún: se comprometieron a vestirse de época para la ocasión y cumplieron con el empeño. ¡Había que oír las exclamaciones con que saludábamos las salidas de las habitaciones –que nuestra conveniencia transformó en camerinos- de la casa de campo donde filmamos las escenas de interior! ¡Si hasta hubo quien acudió a un convento en busca de hábitos monjiles! No olvidaré nunca la comitiva que formamos caminando un sendero de tierra, en busca del minibús que nos conduciría a donde íbamos a grabar exteriores. ¡Qué maravillosamente dickensiano resultaba todo!  Aunque mejor fue, todavía, el ejemplo de trabajo en equipo, de cooperación, que ofrecimos a nuestros alumnos (y a otros públicos).

6 comentarios:

  1. Pero no fue por casualidad que bedeles y profesores se prestaran gustosos a hacer teatro. Ni que chicos y chicas que nunca se habían subido a un escenario dieran lecciones de interpretación. Detrás estabas tú, con tu entusiasmo contagioso, tu infinita paciencia, tu dulzura y tu talento. No hables en pasado del Ría del Carmen y de su grupo de teatro. Yo he tenido la suerte de coger el testigo, pero tu sigues siendo -siempre lo serás- quien hace posible el milagro. Un beso muy fuerte.
    Elena.

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  2. Sin duda uno de los mejores recuerdos a mi paso por el IES Ria del Carmen. Aún recuerdo los ojos llenos de lágrimas de VARIOS profesores que observaban y escuchaban atentos tras la cámara que grababa la escena. Que gran sensación. Cuando decidí unime al grupo de teatro jamás hubiera pensado que algún dia sería capaz de arrancar una lágrima o sonrisa del público, sin embargo, ambas cosas fueron posibles gracias a ti, Freire, y como todo el que haya pasado por los escenarios alguna vez sabrá, no hay nada más gratificante que sentir al público mientras actúas. Como anecdota a esta entrada y como muestra del calor que nos unía dentro del grupo, os contaré que cuando me encontraba con mi "abuela" fuera del escenario ella se refería a mi como "nieta".( teniendo en cuenta que además era mi profesora de Historia).
    ¡QUE GRANDES MOMENTOS!

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  3. Recuerdo muy bien todos los personajes que representamos con gran entusiasmo, yo hacia de madre de familia decimonónica y mi marido llevaba capa y sombrero de copa. Yo también llevaba sombrero, que estuvo a punto de comérselo una vaca gracias al viento al bajar del autobús. Un sinfín de anécdotas que recordamos a veces con alegría y algo de nostalgía. Gracias Freire por toda tu paciencia ycariño.

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  4. Créanme, cuando el texto es bueno y el director paciente, resulta sencillo cumplir con tu cometido. / ¡Ay! ¡Qué abatimiento el mío al ver cuánto tiempo ha pasado ya desde aquellos años en el instituto! / Nunca seremos capaces de agradecerle lo suficiente a vuesa merced el que nos brindase esa oportunidad de caer bajo el dulce sortilegio del teatro, ¿no es verdad, esposa e hija mías? / Puede ser... ¡si bien es cierto que tampoco vimos nunca recompensado nuestro noble esfuerzo en las calificaciones de la asignatura de lengua y literatura! / Mmmm, pero a cambio, pudimos conocer numerosos actores la mar de apuestos y bien parecidos. / ¡SILENCIO! ¡BASTA YA DE NOSTALGIAS Y AHORA PONEOS A BUSCAR NUEVOS MOMENTOS DE ESOS SINGULARES A CUENTA DEL TEATRO!

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  5. Leyendo esta entrada y sus comentarios también surgen en mis entrañas sentimientos de nostalgia, más alguna lagrimilla enturbia mi visión. Por miedo a que penséis que soy un blando no desvelaré mi nombre, solo os daré una pista:

    ¡Que tengo de ser tan desdichado andante, que no ha de haber doncella que de mí no se enamore...!

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  6. Te mereces estos hermosos comentarios y muchos más! !! Un fuerte abrazo

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