sábado, 3 de enero de 2015

LOS OTROS REYES MAGOS

Yo, de pequeño, creía también en los Reyes Magos.
Tenían unas barbas muy largas
y había uno que era negro y me tiznaba
la cara, si no había sido bueno.
Entraban en grandes caballos voladores por
la chimenea,
caminaban el pasillo,
junto a mi zapato dejaban acaso
un camión de madera, un caballo de cartón,
un cuento.
Y debía de gustarles el vino
o quizás tenían mucho frío,
sus copas,
que yo llenaba hasta el borde,
siempre aparecían vacías.
Todavía hoy me sonrío
recordando
aquellas noches, cuando trataba de sorprender
el menor ruido,
un mueble que cruje o la contraventana
            -¿Estarán ahí...?-
Abría los ojos a la mañana
con un vago sentimiento de felicidad
y un resquicio de sueño en la mirada.
Papá, papá, mamá: ¡un caballo de cartón!
Un instante me detenía
elevando las manitas
a lo alto,
¡Gracias, Reyes Magos!
A mi lado, mi padre, sonriendo, casi
de alegre como yo,
y varias horas de trabajo más viejo, justo
el dinero de un caballo de cartón,
lo empujaba, y empujaba, y empujaba. ¡Cómo
nos reíamos los dos!


P.D. En una carpeta carcomida por el paso de los años, he encontrado este poema sin datar, que seguramente escribí en mi primera juventud. Hace referencia a un momento en que ignoraba, todavía, que mis padres eran magos. No estaba solo en este sentir, que somos ocho hermanos.

2 comentarios:

  1. Aparte de ser magos tus padres, eran magos aquellos tiempos de la infancia en que eramos capaces de creer en la magia. A veces me rebelo con verdadera furia porque no puedo hacer que vuelvan. Los años y, sobre todo, todas las personas que quedaron por el camino.

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  2. Gracias, Juan; gracias, Rosa; porque con vuestras reflexiones aportáis buenas sensaciones en los que os leemos. !Feliz año!!

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