miércoles, 6 de diciembre de 2017

LA ARGENTINA QUE VI (4): UNA FLORALIS GENÉRICA

Ahora deberíais cerrar los ojos e imaginar la mayor de las flores del mundo. Una que os haga sentiros Gulliver en el país de los gigantes. Y que no se marchite, como si no fuera con ella el devenir de las estaciones y viviera instalada en una eterna primavera.
   Estuve a su vera el 31 de octubre, y, en comparación, yo no era más que una menudencia, una diminuta insignificancia. Mide 23 metros de alto y su diámetro alcanza los 32. Pensaréis que fantaseo, aunque suceda en Argentina y todo en América cobre dimensiones colosales. Pero es cierto que haberla hayla, incluso no siendo del todo verdadera.
   Me explicaré, y veréis cómo en este caso realidad y ficción se hermanan. Son de metal sus seis pétalos, detalle que no los exime de cerrarse a la oscuridad, plegándose de  noche, para abrirse de nuevo a la luz cuando amanece el día. El colmo sería ya que oliera.
   No me preguntéis por qué planta la engendraría, bastante es que exista ella. Floralis genérica, la bautizó el arquitecto Eduardo Catalano, su hacedor, quien quiso que subsumiese en su ser la esencia de todas las flores del mundo. Al contemplarla, creo que lo consiguió.
   Está en un vastísimo parque verde, arbolado al fondo, que lleva el nombre de Naciones Unidas. Emerge en medio de un estanque, cual Narciso que se complaciera en contemplarse a sí mismo, ajena a que, al tiempo,  multiplicará el agua su vistosidad a ojos de quien, sólo con verla, ya no puede sino admirarla. Y mira que es difícil destacar en el barrio de La Recoleta, donde todo asombra.
   Parece Buenos Aires abrirse camino por entre un bosque, hasta tal punto se colma de árboles. Pero ya veis. Como si les supiera a poco y no les bastara esa naturaleza desbordante, aún han cultivado los bonaerenses esta flor, que será de mentira, pero no por ello deja de ser flor.

2 comentarios:

  1. Te estaba leyendo y estaba pensando, "imposible, no existe una flor tan grande" y resulta que es de metal. No tenía ni idea de que existiera una cosa así, pero la he buscado en Google y es preciosa.
    Un beso.

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  2. Sólo el arte puede competir, a veces, con la naturaleza...
    Un abrazo fuerte

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