sábado, 23 de agosto de 2025

 

GENOCIDAS [i]

 

Mirad que es odiosa la palabra “guerra”. Suena horrible y sus connotaciones también. Oírla y asociarla a otras como destrucción, sufrimiento o muerte es todo uno. Y, sin embargo, resulta insuficiente para dar cuenta de lo que está haciendo el Israel de Netanyahu y sus cómplices en Gaza.

   ¿De qué guerra nos hablan? El ejército israelí es uno de los mejor armados y letales del mundo. Suyos son los aviones de combate, los drones, los tanques, las tropas, los buques, que se emplean a fondo para bombardear o ametrallar a placer a un pueblo que carece de todo ese arsenal bélico. Al que sólo le queda ir de acá para allá, tratando de huir de la masacre que los valientes pilotos, los soldados o los marines perpetran contra ellos.

    ¿Valientes? ¿No se considerarán a sí mismos criminales? Cuando vuelven a sus casas, ¿olvidan sus ojos las imágenes de las atrocidades que acaban de cometer, que perpetrarán de nuevo mañana contra gentes indefensas? ¿no retumban en sus oídos los gritos de los gazatíes que lloran a quienes ellos han dado muerte? Y al abrazar en el reencuentro a sus niños, ¿ni por un momento se les vienen a la mente las criaturas palestinas? Esas mismas a las que hace unas horas han quitado la vida o han dejado mutiladas o huérfanas… ¿Se atreverán a cruzar su mirada con las de sus hijos? Sentados ante mesas bien abastecidas, ¿la memoria de tantísimas personas a quienes ellos y su Gobierno condenan a perecer de hambre no les quitará las ganas de llevarse los alimentos a la boca?

   En su tiempo de permiso, ¿seguirán los militares israelíes con sus rutinas? Es posible que sí. De hecho, cómo no pensar en otro Estado y otro ejército que actuó de forma similar. Fue casi mediado el siglo XX, en el corazón de la civilizada Europa. ¿Os acordáis? Yo, sí. Y de Núremberg y la cantidad de juicios y condenas que cayeron sobre los nazis. Ya que no compasión o empatía hacia sus víctimas, bien podrían estos victimarios de ahora sentir temor. No sólo a que, como ya sucede, se les equipare con los secuaces de Hitler; también porque están acumulando méritos para acabar en un futuro como ellos.                                     

[i] [Hablo de los israelíes que participan del genocidio en Gaza. Mi solidaridad, en cambio, con quienes se niegan a incorporarse al Ejercito o muestran su rechazo a esta masacre mediante diversas formas dentro de Israel, que es de justicia reconocer que también los hay, como hubo en su día alemanes que se  opusieron al Holocausto.

 

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