lunes, 20 de enero de 2020


ESA DERECHA FEROZ

La derecha española se ha echado al monte, y por ahí anda emboscada, más aún, ajabalinada. Están que trinan, aunque no sean precisamente trinos lo que sale de sus gargantas. Su melodía se hace de imprecaciones y falsedades, de liar un despropósito con otro. El tono es bronco, estridente y desacompasado el ritmo; la letra, de ínfima calidad, por momentos tabernaria, se nutre de la descalificación y no hace ascos al insulto. A tales efectos, lo mismo da que quienes así se comportan asienten sus posaderas en el Congreso o pontifiquen desde una tertulia televisiva. Entre las filas de los conservadores hispanos, el paroxismo se ha vuelto transversal y todo desmán les parece escaso.
   Abocaron al PSOE a pactar con Unidas Podemos y Esquerra Republicana de Catalunya y luego… ¡los acusan de llegar a acuerdos! Y sin concederles siquiera un respiro, se transmutan en agoreros y profetas del mal. Con este Gobierno y esos apoyos, se disgregará España, se perderán 100.000 puestos de trabajo, saldrán del país los inversores… ¡Cielo santo! ¿Hay más?
   Las desgracias nunca vienen solas: Con sus socios, Sánchez, “un ultra”, pretende “atentar contra la legalidad, la tolerancia, la propiedad privada, el libre mercado, la libertad individual y de prensa”, Pablo Casado dixit, y no se quedó ahí: “La democracia española ha tenido dos grandes enemigos: los terroristas y los golpistas. Hoy les ha puesto nuestro futuro en sus manos, a costa de desmembrar el Estado y liquidar el socialismo constitucional”.
   Quisieron que la investidura no tuviera un final feliz, y en ese empeño no escatimaron esfuerzos, por poco finos que fueran. Se llamó a los barones del PSOE para que se rebelaran y a sus congresistas para que votaran en contra de su propio candidato. El diputado de “Teruel existe” denunció presiones y pintadas amenazantes para que no apoyase al candidato a la presidencia del Gobierno. Se trató de sembrar la discordia con Esquerra Republicana, maniobrando ante la Junta Electoral Central…
   Y ya niegan al Gobierno pan y sal de cara al futuro, incluso para la renovación de instituciones determinantes, como el Consejo General del Poder Judicial, el Tribunal Constitucional o Radio Televisión Española. Y es que el sentido de Estado de la derecha montaraz que padecemos pasa por un axioma irrefutable: el Estado son ellos. Fuera de su congregación, no existe sino la usurpación, la traición, la ilegitimidad.   

2 comentarios:

  1. Y por eso mismo ("L'État c'est moi"), pretenden adoctrinar en contra de la Constitución mientras acusan de adoctrinamiento a los que lo hacen enarbolando los derechos consagrados por la misma. Me alegro mucho de haber salido del mundo de la enseñanza con los tiempos que se avecinan. Con lo que yo he hablado de anticonceptivos...
    Es todo tan descarado y vergonzoso que solo bajo la premisa de que creen que ellos son el único Estado válido, se puede entender tanta estulticia. La derecha, en este país, cree que cualquier Gobierno que no pase por ella es una anomalía política. Y así nos va.
    Un beso.

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  2. Asombran su intolerancia, su desmesura, su falta de escrúpulos. ¿Qué moverá a sus votantes, me refiero a quienes no sean ellos, a elegir sus papeletas?
    Un abrazo fuerte

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