domingo, 24 de noviembre de 2013

Y AHORA NOS QUIEREN AMORDAZAR...

… con la “Ley Orgánica de Seguridad Ciudadana”. Pretenden sumarnos, ya que no de grado, sí por fuerza, a esa mayoría silenciosa de la que hablan.
   Podría quedar prohibido, por ejemplo, manifestarse ante el Congreso de los Diputados, el Senado u otros edificios institucionales y la desobediencia se penalizaría con multas que podrían alcanzar los ¡600.000 euros! (Ni habéis leído mal, ni a mí  se me han escapado ceros de más: todos los ha puesto el ministerio del Interior).
   Vamos, que intentan que nos salga caro recordarles a los gobernantes sus deberes, o sea, escuchar al pueblo, particularmente cuando está en desacuerdo con sus decisiones o porque hacen justamente lo contrario de lo que prometieron.  Nos amedrentan, para que no protestemos.
   También estará muy mal visto hacer escraches, aunque no haya en tales actos una pizca de violencia contra nadie (Con sanción, otra vez, de hasta 600.000 euros).
   Son solo dos perlas de una normativa que también establece multas desmedidas para quien ose grabar a la policía en plena actuación. ¿Os acordáis de la filmación, vía teléfono móvil, que hicieron unos vecinos de la paliza que unos mossos (policía autonómica catalana) propinaron a un hombre que murió poco después? Constituye un documento importantísimo en el proceso judicial que se ha abierto. ¿Lo habrían grabado si se expusieran a pagar una millonada como sanción?
   Yo lo que veo es que con esa ley lo de menos es proporcionar seguridad al ciudadano y lo de más blindar a quien ejerce el poder, cuando este carga contra la gente con medidas antipopulares.
   ¿No os recuerda otros tiempos, cuando, frente a la negación de derechos, se hacían buenos aquellos versos de Francisco de Quevedo?:
            “No he de callar por más que con el dedo,
ya tocando la boca o ya la frente,
silencio avises o amenaces miedo”.
   A este paso, habrá que sumar a las mareas ya existentes (verde, blanca, naranja...) comités por la libertad de expresión.  Yo formé parte de uno, pero por aquel entonces   aún vivía Franco.

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