lunes, 12 de septiembre de 2016

POR EE UU (6): SUSPENDIDOS EN EL VACÍO

Sobre la inmensa rotura de la tierra que es el Gran Cañón del Colorado se cierne el Sky Walk, que no ha sido bautizado así en vano: cualquier lego en inglés sabría, con solo verlo, que es el Paseo del Cielo. Sale de lo alto de un paredón y va hacia el que tiene enfrente, pero antes de unir al uno con el otro olvida toda ambición de ser puente y se hace estrado, si bien majestuoso.
    Nos han entregado un calzado de plástico. Sabemos que es para proteger el monumento, pero su forma de babuchas orientales parece anticipar un prodigio.
    Al principio, cada paso que das semeja más una temeridad que la búsqueda de un oteadero desde donde mirar. Tus pies pisan el vacío, como si caminases sobre el aire y la ley de la gravedad hubiera sido derogada. Acabas de hacer realidad el viejo empeño de volar sin alas.
    Debajo de ti se abisma el paisaje. Por un momento, piensas que, si se rompiese la pasarela de cristal que andas, morirías cayendo, aun antes de estamparte contra lo más hondo, un kilómetro más abajo, y no se oiría, arriba, el ruido de ese choque lejano.
    Según avanzas, muy poco a poco, vas desechando miedos y ganando en seguridad, porque el suelo será transparente, pero resiste tu peso y el de otros. La sensación de vértigo, si no desaparece del todo, paulatinamente se atenúa. Abandonas la tentación de acogerte al refugio que te ofrecen  los estrechos arcenes metálicos que aorillan el camino de vidrio. Incluso terminas por sonreír viendo cómo algún recién llegado, pasando lo que tú has experimentado, espanta con aspavientos su susto.
   Mientras permanezcas así suspendido, no envidiarás al ave de presa que ciclea cercana, ávida de caza. Únicamente, si es caso, apetecerías de sus ojos, que multiplicarían tu agudeza visual. Aunque este espacio desmadrado supera el interés por el detalle y exige dilatar la pupila. Todo es ciclópeo en torno. Aun después de contemplarlo, cuesta describirlo, como sucede cuando se encara lo inconcebible. Nada hay donde estás que escape a tu asombro, hasta el tiempo que empleó la naturaleza en modelarlo. Millones de años se materializan en estos parajes que nada nos deben. Que hacen de nosotros nadies. 

2 comentarios:

  1. Ahí no estuvimos, pero he visto fotos en internet ¡¡qué vértigo!! Tuvo que ser toda una experiencia.
    Un beso.

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  2. ¡Pues ya tienes un motivo para volver! De verdad que merece la pena. Cada paso es un desafío...
    Un abrazo fuerte

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