viernes, 11 de noviembre de 2016

POR EE UU (20): DE SAN FRANCISCO, LA MULTICULTURALIDAD

La catedral quisiera ser Notre Dame y la cúpula del ayuntamiento  alcanzar en altura a la de Los Inválidos de París. Por grandonismo que no quede. Casi enternece tanta presunción con ribetes de ingenuidad. Sin embargo, mi San Francisco preferido se encamina por otros derroteros.
   Traspasamos un arco que sobrevuela una calle y estamos en China. Los  comercios y restaurantes, las gentes que entran o salen o pasean, las palabras que pillamos al vuelo o las grafías que las escriben en anuncios y letreros que proliferan por doquier, nos trasladan a Oriente  como por arte de magia. Asombramos la mirada cuando se tropieza con los productos de tiendas de alimentación, hierbas, raíces, frutos que tienen para nosotros el exotismo de lo desconocido. Las pupilas no saben dónde fijarse, van de un edificio a otro y cada fachada despierta una exclamación admirada.
   A esta visión atónita se contraponen historias dramáticas, que hablan de un pasado de discriminación y aislamiento, cuando sus habitantes precisaban incluso de un permiso especial para salir del gueto.
   Un paso más de bajada hacia el Pacífico nos lleva a Italia. Huele a pizza y las cartas de los restaurantes ofertan espagueti; cambia la morfología de las casas, sólo con cruzar una avenida hemos dejado atrás Asia, con sus múltiples tonos,  sus balconadas, sus curvaturas, y nos adentramos en un espacio distinto, de corte más clásico.
    Con tan sólo un paseo, aprendemos que San Francisco es un universo en pequeño, una oda a nuestro ser multicultural, donde la diversidad que nos define como humanos toma asiento. En la falda de otra colina, por ejemplo, los vecinos parecen empeñados en recurrir al color para adorno de calles y plazas, bajando el arco iris del cielo a la tierra. Proliferan banderas con esa gama cromática, y sólo es que pasamos por el barrio gay. Contiguo, o muy próximo, otro distrito acoge a la comunidad hippy.
   Esto es el mundo…

2 comentarios:

  1. Sí, San Francisco es una ciudad donde uno se encuentra de todo. Una ciudad de lo más tolerante. La que les ha caído con el enrgúmeno que les ha caído. Bueno, que han escogido, aunque no en San Francisco.
    Un beso.

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  2. Se creerá Trump que sólo él puede levantar muros. Yo pienso, Rosa, que San Francisco tiene un vallado mucho más inexpugnable que si fuera hecho de metal: el de su tolerancia y diversidad. Esperemos que lo proteja del asalto de la cerrazón y la intransigencia que se le (nos) viene encima.
    Un abrazo fuerte

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