lunes, 7 de enero de 2019

FELIZ 2019: SÍ, PERO...

Firma la viñeta, publicada en el periódico “El faro de Vigo”, DAvila.
   En la mitad inferior de la imagen se ve un talud. Sobre él, asoma un campo muy verde y, al fondo, una cadena de montañas de contorno suave. Aún, detrás, se dibuja una línea  de nubes blancas y, arriba, el cielo es de un azul desvaído. Impresa en el muro de tierra, una leyenda escrita con grandes caracteres felicita el 2019. Podría ser, simplemente, uno de esos amables parabienes que se estilan por estas fechas, pero hay más.  
   A la derecha de esa ilustración, una mujer que viste como campesina se apoya en una azada. El esquematismo del dibujo no le resta un ápice de expresividad, realzada por la viveza de unos ojos que son apenas un par de puntos y una boca desmedida. Y muy abierta, porque nos está hablando. El bocadillo que enmarca sus palabras dice:
    “...E a seguir sachando!!”.
   O lo que hubiera sido lo mismo si se hubiera manifestado en castellano:
“¡…Y a seguir cavando!”.
   O sea, en el tajo. Toca continuar sachando. Y sachar es un trabajo duro, que desloma la espalda y del que se duelen  brazos y piernas. Para colmo, sólo da para mal vivir, y no porque la tierra sea pobre y escasa la cosecha, que Galicia es pródiga. Pero del pago del producto in situ al precio de mercado media una distancia sideral.
   “Feliz 2019”, sí, pero ese buen deseo no elimina la realidad cotidiana que nos tiene pillados. Quiero lo mejor para ti en el año que estrenamos, pero, ojo, no olvides que vas a seguir siendo, como yo, quien eres. No nos hagamos ilusiones. Frente a la idealización, se levanta la labor del día a día, que no alterará una efemérides de calendario. Hay mucho de sorna, de retranca galaica, en esta felicitación que a mí me deja un regusto, un sí es no, de amargura. Por debajo del oropel de luces emerge la fea catadura de un mundo de existencias demediadas. Como si el respeto a las convenciones gratas no excluyera, antes bien pusiera de relieve, así fuera por contraste, con un fatalismo que a la postre resulta verdadero, las penalidades de la vida.  
   Tal vez me he puesto filósofo. Es mi interpretación. Seguro que habrá otras. 

2 comentarios:

  1. Es que a veces la mayor felicidad cosiste en que no pase nada, en seguir sachando, porque los cambios no siempre son para mejor.
    Un beso y que 2019 no te traiga sorpresas desagradables. O sea, feliz 2019.

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    1. Sí, aunque yo interpreto esa viñeta con otro sentido. Desde un cierto sarcasmo, que en Galicia llamamos retranca...













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